Mi Dios suplirá lo que me hace falta

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

(Filipenses 4:19)

Pablo escribe esta carta los filipenses agradeciéndole la ayuda que en diversas ocasiones le brindaron. Es entonces, cuando las palabras del versículo seleccionado para hoy, salieron del tintero de Pablo. Porque además de expresarle su agradecimiento a ese pueblo, les está enviando palabras de esperanza y con certeza.

Pablo era un hombre que había aprendido a vivir en la abundancia y en la escasez; pero algo sabía y había aprendido a través de su apostolado. Que no importara la situación que estuviera viviendo, Dios le supliría todo lo que le faltaba. Por tal razón, de alguna manera está testificándoles al escribir esas palabras.

Hermano(a) querido(a), si tú has sembrado, créeme que recogerás y en abundancia. Si has depositado algo en la cuenta del cielo, Dios es fiel y justo para retribuirte y ayudarte. Sé que estamos tiempos donde la economía no es la mejor y la tasa de desempleo ha subido considerablemente. Sé lo que son las preocupaciones por tener cuentas que pagar y necesidades que cubrir.

Esta servidora que les escribe, actualmente se encuentra desempleada. Pero en medio del desierto ha visto la provisión de Dios, nunca me ha desamparado, he estado en aprietos, pero su provisión ha llegado en el preciso momento. Tengo tantos testimonios que me comprueban una y otra vez la fidelidad de Dios. Y quiero decirte que Papito Dios, no solo te proveerá en el área financiera, sino que también en aquellas áreas y necesidades en las que necesites su intervención. Tú salud física, emocional o espiritual; hogar, pareja, estudios, sabiduría, madurez, crecimiento espiritual o lo que le estés pidiendo.

Aprende a confiar en el que sustenta a las aves del cielo y viste a los lirios del campo. Quizás tu situación presente te dice que no hay salida y necesitas urgentemente que algo acontezca, que se desate un milagro de provisión en tu vida o en la de tus seres queridos. ¡NO DESESPERES, NO TEMAS, TE DICE EL SEÑOR! ¡CONFÍA EN ÉL Y EL HARÁ! Algunas de nuestras batallas se libraran orando y creyendo que nuestra oración tiene poder.

¡Estás en sus manos, Él no te dejará ni te desamparará!

Oración:

Padre Amado, mi buen Dios, vengo delante de ti agradeciendo que tienes cuidado de mí. Tú conoces exactamente las cosas que necesito y estoy declarando en fe, que tu provisión me alcanzará a tiempo. Si tú supliste aceite a la viuda, diste pan a los hambrientos y sanaste a los enfermos, creo en tu Palabra y sé que habrás de obrar en mi vida. ¡Gracias por el milagro que estás haciendo! En el nombre de tu hijo Jesucristo, está hecho. Amén.

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